miércoles, 15 de octubre de 2008

El nuevo garabato electoral de Kirchner. por Joaquín Morales Solá.



Hablar de candidaturas para dentro de un año es perder el tiempo. Pero la política está imponiendo ese debate. Perdamos el tiempo, entonces.

¿Néstor Kirchner será candidato en la provincia de Buenos Aires? Tiene dos posibilidades. Una consistiría en ser candidato a diputado nacional. Sería un descenso desde el altar al zócalo. La otra es forzar la renuncia de algunos de los actuales senadores peronistas bonaerenses, José Pampuro o Eric Calcagno, y disputar el lugar de ellos. Pero lo haría sólo para concluir un mandato por los dos años que les quedan. Sería convertir las instituciones en un traje a medida que le permita seguir merodeando las catacumbas de la política.

La candidatura de Kirchner sabe, digámoslo de una buena vez, a esos globos de ensayo que se lanzan al aire para que no lleguen a ninguna parte. El único problema real que tienen los Kirchner es que carecen en la provincia de Buenos Aires de candidatos creíbles y simpáticos para la sociedad. La cuadrilla de intendentes del conurbano sirve si se trata de llenar colectivos con gente que depende de ellos para comer, pero poco suma cuando hay que hacerles una propuesta a los votantes independientes.

Otro problema que les surgió de aquella constatación es que los intendentes, o muchos de ellos, están sopesando otras alternativas. La sola versión de una posible candidatura de Kirchner, supone el ex presidente, serviría para aferrarlos dentro del redil, aunque más no fuera por temor a la venganza.

Ya sea porque Kirchner se presentaría como consecuencia de una absoluta carencia de candidatos, o ya sea porque sólo su nombre garantizaría la lealtad de los infieles barones del conurbano, lo cierto es que estaríamos ante un hombre desesperado. Mal mensaje. Las sociedades no votan para ayudar a los candidatos en sus momentos de desesperación. Quieren, por lo general, candidatos que las ayuden a resolver sus problemas.

Problemas habrá el año próximo. Según el ex presidente del Banco Central Alfonso Prat-Gay, la Argentina está cerca de un proceso de recesión de su economía. Todos los otros economistas pronostican una seria desaceleración económica, pero Prat-Gay fue más allá. La recesión significa no crecer nada, mientras que la desaceleración supone crecer al ritmo de cifras mucho menores que las de los últimos años. En cualquier caso, lo más probable es que la sociedad argentina sienta los efectos de una fuerte retracción económica durante muchos meses.

Néstor Kirchner cree que los garabatos electorales pueden suplir a los méritos de la gestión. Es una suposición que pueden hacer los opositores. Pero la experiencia indica que no existe para el oficialismo mejor candidato ni mejor campaña que una buena gestión. La encrucijada encuentra a los Kirchner, en cambio, sin la destreza de haber gobernado nunca con el viento de frente y, además, con el peronismo en estado de asamblea. Tierra incógnita por donde se la vea.

Otra candidatura que desliza el oficialismo es la del jefe de Gabinete, Sergio Massa; las mediciones no le dan mal. Pero ¿Massa debe actuar como jefe de los ministros, como intendente de Tigre (cargo al que no renunció) o como probable candidato a diputado? Su misión en el Gobierno es demasiado importante como para moverse con tantas incertidumbres.

El Gobierno encargó dos encuestas en la provincia de Buenos Aires, por lo menos. Una de ellas está hecha para que el encuestador pueda cobrar puntualmente su contrato. Confronta a Kirchner con Eduardo Duhalde y con algún dirigente de poca valía. Duhalde no será candidato. Kirchner sale airoso de esa competencia, pero, aun así, no arrasa a nadie.

Otra encuesta lo confronta ya con el propio Duhalde, con Margarita Stolbizer y con Francisco de Narváez (estos últimos sí serán candidatos). El resultado es un triple empate entre Kirchner, Stolbizer y De Narváez. Un kirchnerista convencido comentó, hace pocos días, que había notado cierto entusiasmo en Kirchner por una candidatura bonaerense, entusiasmo que no había aparecido hasta entonces en sus diálogos más reservados. "Si Kirchner fuera candidato, la oposición se unificaría en torno de otro candidato. Encontrará a su Graciela Fernández Meijide de 1997, que les ganó al peronismo y al duhaldismo", le advirtió un interlocutor. El kirchnerista empezó a palidecer: "No había pensado en esa posibilidad", confesó.

Ninguna encuesta midió todavía la eventual candidatura de Felipe Solá, porque éste empezó a insinuar esa posibilidad en los últimos días. Solá no necesita renovar mandato el año próximo, pero renunciaría a su actual banca para convalidar su liderazgo en la provincia de Buenos Aires.

El único obstáculo de Felipe es que aspira a contar con el apoyo de Duhalde, pero éste ya le dio cierto respaldo a De Narváez. Duhalde y Solá se han reunido en los últimos días o han hablado por teléfono más que lo que ninguno puede imaginar. El experimentado armador de listas bonaerenses hará lo que hizo siempre: tratará de unir en una misma propuesta a Solá y a De Narváez, aunque Felipe nunca renunciará al primer puesto en la lista de diputados nacionales. ¿Es posible esa lista? "Es difícil, pero no imposible", suele responder Solá.

Solá y Kirchner no volverán a estar juntos, por lo menos hasta donde llega la mirada. De hecho, Felipe renunció ayer a la presidencia de la Comisión de Ciencia y Tecnología, donde el kirchnerismo lo había arrumbado en la Cámara de Diputados. Es el primer paso de una distancia definitiva entre Solá y Kirchner. No obstante, ellos han coincidido en una certeza: no habrá 2011 para el que no compita en 2009. Felipe vio vacante la candidatura presidencial del peronismo y se prepara para lanzarse en el principal distrito electoral del país. Carlos Reutemann hizo lo mismo cuando juntó en Santa Fe a todo el peronismo, incluido el kirchnerismo, para enfrentar al socialismo gobernante.

Solá y Reutemann pueden darse esos lujos; ellos no tienen ninguna responsabilidad ejecutiva. Si el ex presidente fuera candidato el próximo año sería la cuarta vez consecutiva que un Kirchner será candidato en elecciones nacionales (Néstor en 2003 y Cristina en 2005 y 2007). Néstor Kirchner no tiene, formalmente, responsabilidades ejecutivas, pero es el jefe político del gobierno en funciones. Su derrota será la derrota de la Presidenta. Quedarían todavía dos años de gobierno atravesando un eventual e inhóspito desierto.

Artículo de La Nación, escrito por J. Morales Solá .

1 comentario:

hashi-khushi dijo...

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