sábado, 25 de abril de 2009

Besos y arañazos, por Alfredo Leuco


Los besos que Cristina Kirchner estampó en las mejillas de José Pedraza, Oscar Lescano y Armando Cavalieri, entre otros buenos muchachos, parecieron un símbolo del viraje ético-ideológico del Gobierno hacia lo peor de la vieja política. Fue la fotografía obscena que selló el pacto entre los jerarcas de la CGT y el kirchnerismo. Estaban allí, empujando a Hugo Moyano, muchos de los dirigentes sindicales eternizados en sus cargos que tienen el mayor desprestigio social en cualquier encuesta. En su mayoría, son gremialistas millonarios representantes de trabajadores pobres. Varios de ellos están flojos de papeles a la hora de justificar sus patrimonios y tienen causas en los Tribunales por la supuesta comisión de hechos de corrupción. Pocas veces el toma y daca de esta alianza de necesidades e intereses fue tan explícito y descarado. Antes de la ronda de los besos y las sonrisas hubo un acuerdo económico a solas entre Cristina y Moyano. La primera cuota de 156 millones se abonó al día siguiente, a modo de adelanto del total de 2.500 millones de las obras sociales que Graciela Ocaña le venía reteniendo a los muchachos. Todos los presentes se llevaron la impresión de que esos fondos llegarán a sus contabilidades tan rápido como sea el final de la ministra de Salud en el gabinete.
Casi simultáneamente, el Día Nacional de Lucha de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en las calles y la presencia de Lula evocaron otros tiempos. Néstor Kirchner recién había asumido cuando, navegando frente al glaciar Perito Moreno, le prometió a Víctor de Gennaro delante del presidente de Brasil que iba a otorgarle la personería gremial a su organización y que iba a fomentar la libertad sindical. Cinco años después pasó todo lo contrario.
Los empleados del lujoso hotel Four Seasons se sorprendieron el jueves cuando vieron ingresar a tres sindicalistas sencillos y austeros en sus vestimentas. De Gennaro, Pablo Micheli y Adolfo Aguirre fueron a entrevistarse con Lula y Marco Aurelio García. De Gennaro es tal vez el mejor amigo que tiene Lula en Argentina y el súper asesor Marco Aurelio es el histórico vínculo con los movimientos sociales y los partidos afines en América latina.
—¿Y, Víctor, qué pasa con la personería? –abrió el fuego Lula.
De Gennaro señaló a Micheli para que contestara, en su carácter de secretario general adjunto de la CTA.
—Kirchner no cumplió con nada. A esta altura no es sólo por la oposición de los grupos económicos y de algunos dirigentes de la CGT. Es por una concepción ideológica. No creen en el pluralismo sindical ni en ningún pluralismo. Creen en el partido único, en el sindicalismo único y en el pensamiento único.
Lula apenas sonrió con cierta incomodidad, pero de inmediato expresó su preocupación por el futuro electoral del Cono Sur. En Chile, Uruguay, Argentina y hasta en Brasil, aunque él no lo dijo, hay posibilidades de que los oficialismos pierdan los comicios ante ofertas ubicadas más a la derecha. Ni hablar de los malos momentos que por distintos motivos están pasando Evo y Lugo. Lula tuvo que digerir otro mal trago cuando la delegación de la CTA le comentó que “la imagen de los Kirchner cae en picada”, hasta que Marco Aurelio aflojó la tensión lamentando que De Gennaro no fuera candidato el 28 de junio. Víctor sonrió, dijo que “tal vez en 2011 y en Brasil”, y que como iba a estar desocupado le podía dar una mano como asesor. Todos se rieron y en el final Lula invitó a De Gennaro una semana a su país para que observara el proyecto que más felicidad le produce. Se trata de instalar 19 ministerios en las 1.800 ciudades más pobres de Brasil para combatir la marginalidad y potenciar el desarrollo humano. El plan se llama “territorio de ciudadanía”.
Víctor de Gennaro explicó en Radio Continental:
—A Kirchner no lo voté nunca. Aunque al principio alentamos perspectivas de cambio, pero finalmente todo se cayó cuando se juntó con el Partido Justicialista, con quien no hay ninguna posibilidad de construir algo nuevo. Con el peronismo sí, pero con el PJ, no. Lula en cambio es un abierto constructor de poder popular que no se cierra en los viejos esquemas.
Lo que Kirchner antes llamaba despectivamente “el pejotismo” es la otra pata, junto con el sindicalismo más anquilosado, en la que se apoya hoy para enfrentar el desafío del 28 de junio.
Es por lo menos sorprendente cómo el matrimonio Kirchner se aferra a lo que en realidad siempre fue pero que prometió venir a reemplazar con su discurso “renovador” y “progre”. La realidad hizo que las caretas se cayeran rápidamente. La gran capacidad para construir poder político y sumar a otras fuerzas que Néstor Kirchner evidenció al comienzo de su gestión ahora se desnuda con la misma gran capacidad pero para destruir el capital de su esposa.
Es increíble la manera en que los Kirchner se subieron al caballo por la izquierda y hoy tienen muchas posibilidades de bajarse por la derecha, con todo lo relativo que tienen estos rótulos en estos tiempos de pragmatismo feroz.
Kirchner será candidato porque no tiene otro remedio. No es producto de su deseo ni mucho menos del clamor de sus compañeros o del pueblo bonaerense. No tiene espacio para un acto de cobardía. Estas elecciones son con Kirchner a la cabeza o con la cabeza de los Kirchner, como dice el manual de peronismo básico. Néstor se juega su futuro e incluso sus fueros para enfrentar inminentes causas que le pueden complicar la vida en la Justicia. Por eso tal vez su candidatura no sea “testimonial” y asuma su banca con la intención de ser presidente de la Cámara de Diputados y segundo en la línea sucesoria si renuncian Cobos y Pampuro. Esta vez no se juega la Patria, como dijo en las tribunas. La Patria somos todos y está mucho más allá de los caprichos de un matrimonio o de cualquier candidato de la oposición. La democracia está firme porque el ciudadano sabe bien lo que no quiere. Cuando sepa lo que sí quiere se habrá consolidado la República. Nadie apuesta al vacío de poder ni se deja extorsionar por una amenaza autodestituyente ni por la típica dicotomía menemista de “yo o el caos”.
A esta altura, la relación de amor-odio entre Néstor y Daniel Scioli se ha transformado en un experimento político que merece un análisis muy profundo. Se puede decir que Scioli está secuestrado por Kirchner como plantea el matrimonio Duhalde. Pero también se puede decir que Kirchner está preso de Scioli. Es sagaz y certero el aporte del politólogo Sergio Berenstein cuando plantea que en todas las elecciones importantes, los agresivos y combativos Kirchner tuvieron que recurrir al dialoguista moderado de Scioli para mejorar sus posibilidades. Para ser presidente, Néstor lo llevó de compañero de fórmula. Para que Cristina también lo sea, lo tuvieron que empujar como candidato a gobernador por la Provincia. Y ahora que se quema el rancho, apelan a su alta imagen positiva para tratar de reparar los desastres que hizo Néstor como mariscal de la derrota contra el campo. ¿Quién depende de quién? ¿Son los Kirchner sciolidependientes? ¿O Néstor es el jefe y Daniel sólo una pieza clave de su maquinaria?
Es una de las más apasionantes incógnitas a develar en las urnas. ¿Quién será el nuevo jefe del PJ si todo indica que Scioli suma lo que Néstor resta? Según el resultado, el kirchnerismo quedará herido de muerte o podrá tratar de recomponerse hacia 2011. Para el poskirchnerismo, el peronismo tiene cuatro candidatos presidenciales: Scioli o Carlos Reutemann, si ganan con contundencia, y en el segundo pelotón, Mauricio Macri y Felipe Solá, uno porque no compite y el otro porque secunda a Francisco de Narváez. Margarita Stolbizer dice que todas esas opciones son “hacia la derecha” del Gobierno y que, por lo tanto, el espacio de centroizquierda quedará para la socialdemocracia que a su vez tiene tres corredores en la pole position: Julio Cobos, Elisa Carrió y Hermes Binner, si Rubén Giustiniani derrota al Lole en Santa Fe.
No hay mucho más bajo el sol en el futuro presidencial de la Argentina, si es que los Kirchner no patean el tablero enojados por la “incomprensión” de los ciudanos que “no se merecen presidentes como nosotros”, como le habría dicho Néstor a Cristina la fatídica noche de la 125 cuando la incitó a renunciar. En medio de sus angustias y malos humores, los Kirchner generan o toleran despropósitos. Infantilismos autodestructivos que apenas calman un poco su sed de venganza.
n A las listas truchas que ellos llaman “testimoniales” ahora suman las listas “espejo” para que con los mismos integrantes puedan aparecer respaldados tanto por el sello del Frente para la Victoria como por el del PJ. La creatividad para la malversación de las reglas del juego no descansa.
n La parte simbólica de presentarse y no asumir como Scioli, Sergio Massa o Florencio Randazzo se completaría con la figura de “la inmortal Evita”, como empezó a decir Néstor hace unos meses en su discurso. El tercer lugar en la lista era para Evita. Primero para su sobrina nieta, Cristina Alvarez Rodríguez, y ahora para su versión ficcionalizada sobre las tablas: Nacha Guevara.
n Censurar a secretarios de Energía de gobiernos anteriores y prohibirles que utilicen un salón de la Facultad de Ingeniería habla por sí mismo de la estupidez del que dio la orden. Pero los argumentos del decano, Carlos Rosito, de que la Universidad no es el lugar para hacer política son directamente tragicómicos y trae repudiables aromas dictatoriales.
n La obstinación en atacar a los medios de comunicación no tiene límites ni racionalidad alguna. No hay antecedentes de una operación tan burda como la que el Gobierno financió (¿con dinero de los contribuyentes?) en las tribunas de River y Boca en peligrosa complicidad con grupos de tareas delictivas autotitulados hinchas. Cristina llegó a acusar al periodismo de “ocultar la crisis internacional” y en forma autoritaria le ordenó a Lula que no respondiera una pregunta de una periodista porque pertenecía al diario Clarín. Por suerte Lula tiene humor, sentido común, convicciones repubicanas, y además no se deja dar órdenes por una presidenta de otro país y respondió amablemente. La solicitada de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) se encargó de denunciar “la presión confiscatoria que pone en riesgo la supervivencia de medios periodísticos”, sobre todo de los más chicos y los del interior, producto de la “intimidación, arbitrariedad fiscal e incumplimiento judicial de la AFIP”. El texto, que vale la pena tener muy presente, habla de “la amenaza más grave para la prensa desde el retorno de la democracia” por el posible cierre de medios independientes económica y editorialmente que ponen en serio riesgo la diversidad de voces y la libertad de expresión.
n El ninguneo de partidas de Economía en un tema tan delicado como la salud a modo de represalia a tres provincias como Córdoba, Catamarca y Corrientes porque dejaron de ser K es indignante, por más maquillaje que les quieran poner a las explicaciones.
n No habrá olvido ni perdón para la doble humillación a la que han sometido a los chaqueños. Primero vino el dengue demoledor y, después, la ministra Sandra Mendoza burlándose de la inteligencia de los habitantes de la provincia que conduce su marido y rehén, Jorge Capitanich. El diputado Eduardo Siri dijo que la ministra Mendoza “no está en sus cabales” y que “ ha perdido el equilibrio” mientras “extorsiona al gobernador con la amenaza de contar todo lo que sabe” del gran patrimonio acumulado en tan poco tiempo.
Finalmente la economía, madre de todos los problemas, ofrece varios datos que ponen luces de alerta. Pero hay dos cifras que merecen una atención especial.
Por un lado, los manotazos millonarios del dinero de los jubilados que el Gobierno utiliza para financiarse casi sin control y con ninguna transparencia, por ahora. Esto dejaría a Amado Boudou tan cerca de una candidatura en la Ciudad de Buenos Aires como de tener que dar explicaciones frente a los jueces y fiscales.
Y por el otro, la escalofriante caída en las previsiones de la cosecha global para este año. La producción será de 30 millones de toneladas menos que la campaña pasada y eso significa que Argentina, su gobierno, sus productores, todos recibiremos 15 mil millones de dólares menos. Agarrate Catalina no es sólo el nombre de una de las mejores murgas uruguayas.
Los Kirchner cuentan con socios tóxicos para las tempestades que tienen por delante. La ortodoxia cegetista y justicialista y la candidatura de Néstor Kirchner tienen la misma virtud y el mismo pecado: sostienen al gobierno de Cristina y al mismo tiempo le piantan votos. Es un salvavidas tan pequeño que los puede ayudar a flotar o asfixiarse.
Por ahora, Cristina les da besos a sindicalistas que en el fondo desprecia y jamás hubiera querido besar. Néstor se abraza con Scioli, quien en el imaginario colectivo representa todo lo contrario en trayectoria y forma de gestionar. A partir de ahora depende de la buena voluntad de los otrora rechazados caudillos bonaerenses que lo esperan a la vuelta de los comicios para pasarle sus facturas. Y como si esto fuera poco, Kirchner, en sus discursos apurados por ocuparse de la inseguridad de la que jamás se ocupó, cae en conceptos típicos de la mano dura respecto de la inimputabilidad de los menores y en lugares comunes que en su momento fueron hits fogoneados por Bernardo Neustadt o Carlos Ruckauf, como eso de que los delincuentes “entran por una puerta y salen por la otra”.
Kirchner lo dijo y lo hizo. La marcha de los pingüinos está en pleno viraje…

___ muchas gracias Perfil y A. Leuco_____

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